—¿Qué te motivó a escribir Veinte años cooperando por el mundo y compartir tus experiencias como cooperante internacional?
Quería dar voz a las realidades que viví y que muchas veces quedan invisibles, pero también abrir un debate sobre la necesidad de que la cooperación internacional promueva más la incidencia política. Es fundamental abordar las causas estructurales que generan las desigualdades y no solo enfocarse en paliar sus consecuencias. Escribir el libro fue una forma de reflexionar sobre mi trayectoria y transmitir cómo el cambio real necesita tanto acciones concretas como transformaciones profundas.
—A lo largo de los veinte años que describes en el libro, ¿hubo algún momento o experiencia que marcara un antes y un después en tu vida personal o profesional?
Hubo varios momentos clave que me hicieron reflexionar profundamente sobre mi propósito y mi forma de ver el mundo. En especial, las experiencias en contextos de crisis extrema me enseñaron la importancia de la humanidad compartida, la capacidad de adaptación y el impacto que incluso los pequeños gestos pueden tener en situaciones complejas. Esos momentos transformaron mi manera de entender tanto mi trabajo como mi lugar en el mundo.
—Tu libro no solo narra tus vivencias, sino que también invita a los lectores a reflexionar a través de preguntas abiertas. ¿Qué esperas que los lectores descubran o aprendan al responder esas preguntas?
Espero que las preguntas les sirvan para conectar con sus propias inquietudes y valores. Mi intención es que cavilen sobre su papel en el mundo y se cuestionen qué pueden hacer para contribuir a una sociedad más justa y equitativa. También me gustaría que estas reflexiones les ayuden a comprender mejor la realidad de los inmigrantes y refugiados que, al llegar a lugares como España, enfrentan barreras culturales, sociales y legales mientras intentan reconstruir sus vidas. Espero que los lectores vean estas historias no solo como realidades lejanas, sino como oportunidades para fomentar el respeto, la integración y el apoyo mutuo en sus propias comunidades.
—La obra aborda temas complejos como la pobreza, la violencia y los dilemas éticos. ¿Qué retos enfrentaste al plasmar estas realidades de manera fiel pero accesible para el público?
El mayor reto fue encontrar el equilibrio entre ser honesta y no abrumar al lector. Quería ser fiel a las historias sin caer en el sensacionalismo, mostrando la dureza de estas realidades, pero también la esperanza y la fortaleza de las personas que las enfrentan.
La autora acompañada en uno de sus viajes de cooperación durante Navidad.
—Como autora y cooperante, ¿cuál ha sido el mayor desafío al exponer públicamente tus vivencias y dilemas personales en un libro?
El mayor desafío fue abrirme y mostrarme vulnerable. Hablar de mis dilemas personales, mis errores y aprendizajes fue un ejercicio de honestidad que no siempre resulta fácil, pero que sentí necesario para conectar con los lectores.
—Has trabajado en diferentes países y contextos culturales. ¿Qué has aprendido sobre la resiliencia humana y la capacidad de adaptación a lo largo de estas dos décadas?
He aprendido que la resiliencia es una fuerza increíble. Las personas tienen una capacidad asombrosa para sobreponerse a las adversidades, incluso en las circunstancias más extremas. También descubrí lo importante que es la adaptabilidad para comprender y respetar culturas diferentes.
—El título de tu libro incluye una pregunta provocadora: «¿Valió la pena?». ¿Qué respuesta encuentras hoy, mirando hacia atrás en todo lo que viviste y aprendiste?
Sí, valió la pena, y lo sigue valiendo cada vez que recuerdo las historias de resiliencia, lucha y esperanza de las personas con las que trabajé. Cada experiencia, por dura que fuera, me transformó y me enseñó a valorar lo esencial. Pude contribuir de alguna forma y eso siempre será mi mayor recompensa. No solo aprendí a valorar lo esencial, sino también a comprender que el impacto de la cooperación no siempre se mide en grandes cambios, sino en las pequeñas transformaciones que marcan una diferencia en la vida de alguien. Además, uno de los mayores logros ha sido ampliar mi red mundial intercultural de amigos, personas extraordinarias con quienes compartí experiencias únicas y que, gracias a la tecnología, sigo manteniendo los lazos inquebrantables que enriquecen mi vida hasta el día de hoy.
—Para quienes sueñan con dedicarse a la cooperación internacional, ¿qué les dirías sobre las lecciones más valiosas que has aprendido y los aspectos menos conocidos de esta labor?
Les diría que es una labor tan enriquecedora como desafiante. Es esencial prepararse bien, tanto a nivel técnico como emocional, y recordar que el cambio se logra poco a poco, con humildad y respeto hacia las comunidades, aunando esfuerzos con los auténticos protagonistas, la población local, acompañados de otros miembros externos. También es importante ser consciente de que no siempre es fácil, porque como persona física muchas veces no puedes resolver las causas ni las consecuencias de una situación externa, lo cual genera frustración, rabia e impotencia, pero siempre recordar que es profundamente gratificante haberlo intentado.
Un comentario
Este libro me trasmite mucho amor,y empatia que ciertas personas tienen como valores en esta vida .Son personas muy especiales que lo dan todo a cambio de una sonrisa, un abrazo,una mirada,hombres y mujeres que que son felices haciendo felices a los demás
Es un libro que no hay que dejar de leer ,muy recomendable y que te hace ver la vida de otra manera
Felicito a su autora